Tasa Cero y Neutralidad de la Red

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Tasa Cero y Neutralidad de la Red

 Qué es y por qué debería importarte

La Tasa Cero (o Zero Rating en inglés) se ha convertido en la punta de lanza del debate sobre la neutralidad de la red. (…)   Pero, ¿qué es la tasa cero y por qué deberías preocuparte por ello? En pocas palabras, los planes de tasa cero exoneran ciertos datos de ser contabilizados del total del paquete de datos contratado por el usuario, o de acumular cargos adicionales por un uso excedente. Los planes más nocivos en los Estados Unidos, como las ofertas de AT&T y Verizon, sólo ofrecen a sus usuarios, bajo la modalidad zero rating, datos de aquellos proveedores de contenidos que pagan a las telefónicas para hacerlo. Tales acuerdos del tipo “pagar para usar”favorecen a los grandes proveedores de contenidos que sí pueden permitirse el lujo de pagar para estar a la vista de los usuarios, y marginan a los que no pueden, como las proveedoras de contenido sin fines de lucro, pequeñas empresas, y otros usuarios.   Pero los riesgos graves se presentan incluso en los esquemas de zero rating que no son del tipo “pagar por usar”. Lo detallamos a continuación: 1. Distorsionando el consumo de contenidos La tasa cero puede proporcionar una ventaja indebida para el proveedor de contenidos que está bajo ese esquema, en comparación con otros proveedores de contenidos o los posibles nuevos participantes. Por ejemplo, un estudio preliminar hecho en Sudáfrica explicó que un plan de tasa cero para Twitter causó un aumento significativo en el uso de Twitter durante el tiempo en que la promoción estaba vigente. El mismo estudio observó un pico aún más alto como resultado de una promoción similar de tasa cero para WhatsApp. Esto puede ser más que un problema cuando el proveedor de contenidos ya es popular (como Facebook o Google), que cuando el proveedor de contenidos es local y pequeño, tal vez ofreciendo contenidos en un idioma local o para una comunidad local. El punto es: el esquema tasa cero encausa a los usuarios de Internet hacia los contenidos y servicios que estén bajo ese esquema, a expensas de alternativas. De hecho, los esquemas que pretenden ser abiertos a una amplia participación, incluso toman decisiones sobre quién puede unirse y cómo asignar los recursos para permitir a los diferentes servicios a unirse al programa. Por ejemplo, los programas de zero rating de la compañía T-Mobile en Estados Unidos han priorizado los servicios comerciales por encima de los servicios no comerciales y han favorecido los datos de música y vídeo sobre otros (tales como chat de vídeo o los juegos en línea). 2. Distorsionando el acceso al mercado Del mismo modo, puede haber una ventaja injusta con el operador de red cuando la tasa cero de sus propios contenidos, en comparación con los operadores competidores que no lo hacen. Por ejemplo, al colocar bajo tasa cero a sus propias tiendas de aplicaciones, música o vídeo que tienen una mejor oportunidad de encerrar con ese servicio a sus clientes. Es probable que esto sea un problema menor en los mercados más competitivos donde el consumidor tiene una amplia selección de operadores de redes para elegir, especialmente si también hay un regulador antimonopolio que puede intervenir para limitar las prácticas que tienen efectos particularmente contrarios a la competencia. 3. El efecto jardín vallado El zero rating limita a los usuarios a una experiencia restringida de Internet, y les desincentiva a explorar más allá de los servicios que se proporcionan de forma gratuita. Este es un argumento comúnmente dirigido en contra del servicio Free Basics de Facebook que se ofrece en varios países en desarrollo. De hecho, hay pruebas de que al menos algunos usuarios no podrán aventurarse más allá de Facebook. Mark Zuckerberg afirma tener información de que la mitad de los usuarios de Free Basics, de hecho, se cambian a un acceso completo a Internet dentro de los 30 días desde el primer uso, pero este efecto positivo neto en el acceso a Internet parece ser mínimo. Teniendo en cuenta los hábitos del usuario típico de Internet, aquellos que actualicen su servicio probablemente siguen utilizando de manera desproporcionada los servicios a los que podrían haberse suscrito durante su paso por la tasa cero, un daño permanente a la competencia y al debate público. 4. Privacidad y seguridad Cada programa de tasa cero hoy en existencia, ha requerido el nacimiento de nuevos porteros, de nuevos guardianes de Internet, que crean un cuello de botella para el control a usuarios en su experiencia de Internet. Con el fin de hacer cumplir sus políticas de tasa cero, estos porteros pueden ser obligados a participar en la inspección profunda de paquetes (deep packet inspection en inglés), o de no permitir el uso de cifrado, en ambos casos, significa la introducción de importantes problemas de privacidad y seguridad que de otra manera no existirían. Somos escépticos de que los beneficios de los planes de tasa cero probablemente superen a los costos prácticos (sobre todo cuando en los Estados Unidos, esos “beneficios” no son más que una descongestión a los arbitrarios límites de datos establecidos por las compañías). No obstante, los esquemas de tasa cero que amplíen el acceso sin presentar en un grado significativo ninguno de los problemas anteriormente citados, pueden merecer una segunda mirada. 5. Centralizar poder en los nuevos porteros de Internet Más allá de los impactos potenciales obvios en la competencia, la privacidad y la seguridad, los planes de tasa cero pueden causar un daño más fundamental: Amenazan con reescribir las reglas sobre las que se construyó el Internet de ser ampliamente adoptados. El cambio de proveedores de servicios a porteros, incluso los que sean benévolos, les ayuda con la tasa cero a transformar el Internet de un entorno libre (en el que cualquier persona puede desarrollar una nueva aplicación o protocolo y desplegarlo, confiado en que Internet trata por igual todo el tráfico) en uno en el que los desarrolladores deben buscar de manera efectiva la aprobación de los Proveedores de Servicios de Internet (ISP) antes de desplegar su última tecnología de innovación. Con la tasa cero, los desarrolladores e ingenieros ya no pueden depender de la idea fundamental que Internet trata todos los datos de la misma manera. Los proveedores de contenidos tendrán que hacer concesiones sobre qué técnica de tasa cero implementara, tenderá a favorecer a los proveedores de Internet que ya tienen la mayor cantidad de usuarios, consolidando aún más a los gigantes en esos mercados. El resultado puede beneficiar a grandes proveedores de Internet y plataformas de contenidos que sí pueden pagar por entrar a la tasa cero en beneficio propio, pero no beneficiará a los innovadores y los clientes que no pueden pagarlo. El zero rating es sólo una solución temporal Por supuesto, los usuarios de los países ricos con acceso a música y vídeo a través de sus dispositivos móviles no son el caso de estudio más atractivo para el zero rating. Un estudio más convincente es el de los usuarios en los países en desarrollo, donde el costo de acceso básico a Internet sigue siendo alto, y donde la tasa cero se presenta como una herramienta de solución a ese problema, y de hecho, se trata de un problema real que exige soluciones reales. Si la tasa cero puede ayudar, ¿nosotros debemos considerarlo como parte de una solución a largo plazo? Para ayudar a responder esto, podemos mirar hacia el país con una de las historias más largas en la utilización de la tasa cero, para ver cómo esta práctica ha afectado el acceso a Internet de ese país en los últimos años. Sucede que no es un país en desarrollo, sino más bien uno geográficamente aislado, donde el costo del tránsito de datos internacionales ha sido históricamente muy elevado: Australia. En los primeros días de Internet en Australia, las cuentas de Internet de banda ancha normalmente se vendían con cuotas tan bajas como 250 Mb, y las altas tarifas por exceso de uso de cuota eran de unos 24 centavos de dólar por megabyte, haciendo que las grandes descargas sean prohibitivamente caras para la mayoría. Por otro lado, los ISPs podían, y lo hicieron, intercambiar datos que estaban disponible en sus redes locales con otros ISPs australianos casi sin costo en absoluto, mediante la interconexión a nivel local punto de intercambio de Internet (IXP): una práctica llamada intercambio de tráfico (peering en inglés). Y los ISPs transferían este ahorro de costos a sus usuarios. Desde el año 1997 hasta aproximadamente el año 2005, la mayoría de los proveedores de Internet que se interconectaban al mayor y más exitoso IXP sin fines de lucro de Australia, que estaba situado en la ciudad de Perth, permitía a los usuarios acceder a los recursos intercambiados allí de forma gratuita. En otras palabras, el contenido local de servidores de juegos, mirrors de imágenes ISO de Linux, y sitios universitarios de FTP, estaba en tasa cero (aunque así no fue llamado en ese entonces). ¿Cómo funciona este tipo de práctica contra los problemas identificados anteriormente? Debido a que se intercambiaba sólo el contenido local, no proporcionaba una ventaja indebida a cualquier proveedor dominante global de contenidos. Debido a que el IXP australiano era sin fines de lucro y la mayoría de los ISP locales se interconectaban allí, no les proporcionaba ventajas injustas frente a sus competidores. Debido a que los recursos más populares estaban alojados en el extranjero, es probable que no disuadía a cualquier usuario a utilizar el Internet sin restricciones. Y no había ninguna necesidad de utilizar la inspección profunda de paquetes, o de desactivar el cifrado, para identificar los recursos que pueden beneficiarse de la tasa cero. Por lo tanto, este es un ejemplo de una clase de prácticas de tasa cero que probablemente apruebe el examen de un regulador. Sin embargo, hoy en día esta práctica ha desaparecido casi por completo. ¿Por qué? Debido a que desde los primeros días, el costo del tránsito de datos internacionales (pero no el costo de la entrega de datos entre la última milla al consumidor) se ha reducido drásticamente. A pesar de que las límites de datos permanecen igual, ahora son de tamaños superiores, de 1 TB en un plan de nivel básico. Como resultado, permitiendo a los usuarios más acceso y de menor costo a Internet se volvió toda una mejor propuesta tanto para los usuarios y proveedores de Internet que proporcionarles acceso del tipo tasa cero a los contenidos locales. La lección que sacamos de esto es que el zero rating por lo general sólo es adecuado en escenarios en los que el ancho de banda es extremadamente caro (o donde la demanda por ancho de banda supera a la oferta, y el zero rating se utiliza para incentivar un menor uso de ancho de banda), pero aún así, si y sólo si evita los daños identificados anteriormente. Y en el peor caso, porque esos daños son una amenaza para la competencia y la libertad de expresión. Estado legal de la tasa cero ¿Por qué es esto importante? Debido a que la ley no trata a toda la tasa cero de la misma manera. En los Estados Unidos, en virtud de un reglamento de Marzo del 2015 de la Comisión Federal de Comunicaciones (FCC en inglés) la legalidad de la tasa cero cae dentro de una zona legal gris que la FCC denominó “conducta general” (general conduct), que exige un análisis caso por caso para determinar si la conducta causa una discriminación injustificada o desventaja, sobre la base de una serie de factores que incluyen efectos sobre el control del usuario final, la competencia, la protección del consumidor, la innovación y la libre expresión.(…) En Europa, la posición puede ser similar, aunque la situación jurídica de la tasa cero seguirá siendo incierta hasta después de que el Grupo de Entidades Reguladoras Europeas de las Redes de Comunicaciones Electrónicas (BEREC) emita una serie de directrices para la aplicación de la nueva directiva de neutralidad de la red de Europa, que se se debe publicar en Agosto de este año. Aunque no es vinculante para los reguladores europeos, una reciente recomendación del Consejo de Europa sugiere la adopción de un enfoque al estilo de la “conducta general”, y propone que:
el tratamiento preferencial del tráfico sobre la base de acuerdos entre los proveedores de servicios de Internet y proveedores de contenidos, aplicaciones y servicios debería permitirse sólo si están en marcha las garantías suficientes para la posibilidad de los usuarios de acceder, utilizar y difundir informaciones. En particular, el tratamiento preferencial del tráfico no debe disminuir o afectar la asequibilidad, el rendimiento o la calidad del acceso de los usuarios a Internet.
Si determinados servicios de tasa cero serán aceptados por completo, deberían ser de forma provisional, dirigido a resolver los graves problemas de acceso, sin poner en peligro la competencia, la elección del usuario, la innovación, la libre expresión, o la privacidad y la seguridad del usuario. Para los usuarios de países en desarrollo, este puede ser el caso. Sin embargo, los proveedores de servicios de Internet no han justificado ese caso de forma convincente para aquellos usuarios, siendo ello una de las razones por las que India rechazó firmemente el concepto de tasa cero hace unos días. Y ciertamente los ISPs no lo han justificado para el resto del mundo.
(Traducción de David Bogado y Katitza Rodríguez para Electronic Frontier Foundation)
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Publicado el

8 agosto, 2016

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